“A `90 años de la Reforma Universitaria: democratización y cogobierno en la UNCo”
Para nosotros, estamos nuevamente en un tiempo en el que más allá de contextos históricos diferentes, debemos permitirnos -como hicieron los reformistas hace 90 años atrás- volver a llamar las cosas por su nombre.
En este permitir, estudiantes, graduados, docentes y no docentes debemos generar espacios de cuestionamiento de las políticas que los gobiernos y sus cómplices han venido llevando adelante en contra de nuestro pueblo y de las UUNN. Hay que convencerse que sobre las cosas que nosotros no discutimos o no definimos, el gobierno avasalla y llena con sus palabras nuestros silencios.
Nuestra intención es generar una discusión movilizadora que nos permita construir una UNCo diferente, reverenciándonos en los cimientos históricos concretos de la Reforma del ‘18.
La Universidad debe refundarse, recuperando el espíritu de sus grandes momentos históricos, recreando el pensamiento de quienes nunca perdieron el horizonte en la construcción de la utopía de un mundo mejor.
Lo cierto es que sólo será posible la universidad soñada en otro país, uno más justo, independiente, democrático, soberano; ese que intentamos construir junto con nuestro pueblo en cada acción, en cada idea, en cada lucha pequeña o grande, pero es hacia esa universidad soñada que vale la pena comprometerse hoy, sabiendo que el esfuerzo vale la pena.
Los estudiantes, parte del profesorado y muchos otros miembros de la comunidad universitaria, sabemos que en la idea misma de democracia insustantiva no hay lugar para la plenitud del contenido humano concreto, ya que las formas actuales de representación sólo promueven vínculos formales entre individuos abstractos. ¿Acaso alguien en
Desde ADUNC, con un conjunto de consejeros de diferentes claustros, promovimos la realización de las asambleas universitarias de los años 2002 y 2003. El propósito, estaba ya entonces claro: era el de avanzar en el proceso de democratización. Estas asambleas fueron truncadas con la intención de impedir las reformas estatutarias que concretaran la creación del claustro único docente.
Los reclamos por claustro único que pretendieron acallarse, no sólo se mantuvieron vivos sino que se potenciaron, e hicieron eclosión en el 2006, con los requerimientos estudiantiles por el aumento de la representación de ese claustro en los órganos de gobierno.
En ese marco, ADUNC,
Cuando nos referimos a la democratización apelamos a una serie de principios tendientes a:
· La recuperación de las prácticas académicas y políticas que potencien el pluralismo de ideas, el pensamiento crítico y el respeto por las diferencias.
- Propiciar el debate abierto horizontal y transparente como la forma más potente para luchar contra las ya cristalizadas alianzas entre grupos con intereses corporativos o sectoriales.
- Garantizar el derecho a estudiar en la universidad de centenares de miles de jóvenes que hoy no tienen acceso a ella.
- Poner la investigación y la extensión al servicio de la solución de los problemas de la mayoría de nuestro pueblo y del desarrollo autónomo de nuestro país.
- Promover la formación de profesionales-ciudadanos comprometidos con la sociedad a la que se deben.
En un contexto marcado por la crisis de representatividad, de la que la universidad no está ajena, es imperativo dar muestras claras del compromiso institucional para avanzar en la democratización. Ello supone, además de los principios enunciados, resolver los mecanismos de conformación y la integración de los órganos de gobierno.
En este sentido es importante recordar que nuestra propuesta de claustro único plantea la ciudadanía plena, que se expresa en padrones únicos y representación única, sin discriminación por segmentos de la carrera docente (profesores y auxiliares).
Si coincidimos en que la tarea central de la institución es aquella que realizamos los docentes (docencia, investigación y extensión) -y que la definición de los claustros está vinculada a la diferenciación sectorial de la comunidad universitaria- no hay nada que justifique la discriminación, sea esta concretada por la exclusión o por la integración minoritaria.
Por otro lado, cuando los estudiantes reclaman el aumento de su representación, es de entender que esto se exprese en términos absolutos (cantidad de integrantes) y en términos relativos (en relación a los porcentajes del resto de los claustros).
Debe quedar claro que, de lo que se trata, es de disminuir la brecha de la diferencia entre los docentes y los estudiantes, no de éstos con los graduados externos.
En síntesis, la crisis que vive la universidad argentina, que se ha expresado de manera palmaria en nuestra universidad, tiene como núcleo central el cuestionamiento a la concentración de poder que detenta un sector minoritario de los docentes (los profesores).
Justamente esto es lo que se ha puesto en cuestión y lo que tiene que concretarse en cualquier reforma del Estatuto que pretenda constituirse en un avance genuino en el camino de la democratización, tan declamada y tan reclamada.
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