Esperando en Viedma
"...porque entonces las manos son inútiles
fardos y el corazón apenas una mala palabra"
“Un niño en la calle" Armando Tejada Gómez
Estábamos esperando que ocurriera. Sabíamos que iba a ocurrir, sólo nos faltaba el día, la hora y el nombre de las víctimas, pero sabíamos que iba ocurrir. Todos lo sabíamos, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, empresarios y trabajadores, ricos y pobres, ciudadanos y gobernantes.
Estábamos esperando que ocurriera, con la mente en blanco, el cuerpo rígido y el corazón detenido.
No fue el frío, fue el fuego. Da lo mismo ¿o alguien es capaz de marcar la diferencia para justificarse?
Estas muertes hablan de nosotros, nos hablan, nos señalan. Hablan de la ciudad que queremos. Hablan de nuestra pobre vida, de la pobreza de nuestra vida alienada en las cosas, reducida a un tener que nos deshumaniza y nos convierte a nosotros en cosas.
Y seguimos esperando, otras muertes, otros dolores, la muerte de los otros y nuestra propia muerte, con la mente en blanco, el cuerpo rígido y el corazón detenido.
Viedma, 16 de junio de 2008, a 24 horas de la muerte de dos niños al incendiarse la casilla en la vivían en el "Loteo Silva".
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